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¿Gasto o inversión? Lo que debes saber al remodelar tu hogar

Cuando se planea una remodelación o adecuación de una casa, es común que los propietarios vean ciertos gastos como innecesarios, especialmente cuando no están familiarizados con ellos. Sin embargo, más que un gasto, invertir en aspectos clave de una remodelación representa una decisión inteligente. Estas inversiones no solo previenen problemas legales y garantizan la calidad del trabajo, sino que también incrementan el valor de la propiedad y mejoran la calidad de vida de quienes la habitan.


Es importante considerar que cualquier obra sin supervisión profesional puede no resultar como se esperaba y, en la mayoría de los casos, terminar costando más de lo previsto. A continuación, se presentan algunos aspectos que pueden parecer "gastos extra", pero que en realidad son inversiones a futuro que evitan desembolsos innecesarios:


  1. Licencias y permisos 

    En la Ciudad de México, el Reglamento de Construcciones de la Ciudad de México (RCCDMX) establece que cualquier obra debe cumplir con normativas específicas. Dependiendo del tipo y magnitud de la remodelación, puede ser necesario tramitar permisos de obra menor o mayor. No contar con estos permisos puede derivar en sanciones, clausuras o incluso la demolición de lo construido. Lo más recomendable es consultar a un profesional antes de iniciar cualquier obra para asegurarse de cumplir con la normativa vigente.


  2. Estudios previos  

    Antes de comenzar una remodelación, especialmente si afecta la estructura de la vivienda, es fundamental realizar estudios técnicos que garanticen la seguridad y viabilidad del proyecto. Algunos estudios clave son:

    • Estudio topográfico: Determina posibles cambios en el terreno, niveles o cimentación.

    • Estudio de mecánica de suelos: Fundamental para construcciones nuevas, ya que evalúa la resistencia del suelo y previene hundimientos o fallas estructurales.


Estos estudios pueden parecer gastos innecesarios, pero contribuyen a la seguridad y durabilidad de la obra, además de minimizar imprevistos y reducir costos tanto durante la ejecución como a largo plazo.


  1. Arquitectos y especialistas  

Es común escuchar la frase: “No contrates un arquitecto, tengo una persona de confianza que lo hace más barato”. Sin embargo, aunque pueda parecer una opción económica, contratar a un arquitecto o a un equipo especializado es una inversión inteligente. Un arquitecto no solo garantiza un diseño funcional y estético, sino que también optimiza recursos, evita errores que una persona sin experiencia podría cometer y se asegura de que la obra cumpla con las normativas vigentes.


Por otro lado, optar por alguien sin la formación adecuada puede derivar en desperdicio de materiales, falta de planeación y problemas de seguridad. Por ejemplo, un propietario decide renovar su baño sin contratar a un arquitecto ni prever gastos adicionales. Durante la obra, descubre que la instalación eléctrica no cumple con la normativa y que las tuberías tienen fugas. Como resultado, el costo de la remodelación se duplica, la obra se retrasa varias semanas y la fuga afecta otras áreas del hogar. En contraste, si desde el inicio se hubieran realizado estudios y se hubiera contratado a un profesional, se habrían optimizado tiempos y recursos, evitando gastos innecesarios.


  1. Mantenimiento  

    Estudios realizados por Zillow y The Harris Poll en Estados Unidos indican que invertir en mejoras como pintura interior, limpieza de alfombras y paisajismo puede aumentar el atractivo de una vivienda y facilitar su venta. Según sus hallazgos, tres de cada cuatro vendedores recientes (74%) creen que los proyectos de mejora que realizaron ayudaron a vender la propiedad. Los proyectos más efectivos fueron la pintura de interiores (27%) y el paisajismo (21%).


    Un mantenimiento adecuado en aspectos como impermeabilización, pintura, instalaciones eléctricas y plomería no solo evita el deterioro prematuro, sino que también incrementa el valor de la propiedad con el tiempo. Una casa bien mantenida siempre tendrá mayor demanda en el mercado inmobiliario.

Invertir en licencias, estudios previos, profesionales calificados y mantenimiento no es un gasto innecesario, sino una estrategia inteligente que asegura la calidad, seguridad y rentabilidad de una remodelación. Como dice el dicho, “lo barato sale caro”; los gastos innecesarios son aquellos que no se tenían previstos, pero que pudieron haberse evitado con una mejor planeación. Aunque pueda parecer un desembolso mayor al inicio, estas inversiones previenen problemas futuros, optimizan recursos y revalorizan la propiedad, convirtiéndola en un activo más atractivo y seguro para el mercado. En definitiva, una remodelación bien planificada no solo mejora la calidad de vida de los propietarios, sino que también garantiza un retorno de inversión a largo plazo.




 
 
 

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